
Escrito por Facundo Chávez
Este primer mes de gobierno de Javier Milei fue para el pueblo argentino y su clase trabajadora, un verdadero calvario.
Los 21 días que corrieron desde su victoria hasta la asunción, fueron la antesala de lo que vendría. Hubo aumentos descontrolados en precios de alimentos y el combustible.
El 10 de diciembre Javier Milei hizo lo que prometió con motosierra incluida. Este es un ajuste clásico neoliberal y al hueso. Dirigido hacia los trabajadores, las pymes, a los trabajadores de la economía popular, los campesinos y hacia la producción en general.
A los aumentos que continuaron de manera descontrolada, le sumó una brutal devaluación del peso. Mayor, incluso, a la de Mauricio Macri en 2015.
Esta devaluación inspiró a una nueva andanada de aumentos con el pretexto de las empresas a “no seguir perdiendo frente al dólar”.
Productos elementales de la canasta básica alimentaria hoy son casi inaccesibles para un sector importante y mayoritario del pueblo. Estamos hablando de carne, fideos, aceite, arroz, azúcar, las harinas, lácteos, verduras, frutas, etc.
Esta semana que pasó hubo un nuevo aumento del 27% en los combustibles. La nafta súper está en un promedio de los $ 800 pesos y la Nafta y Diésel Premium a $1000.
No hay plata, para algunos
En este breve y rápido racconto, tuvimos en el medio los anuncios del gobierno mediante DNU y Ley Ómnibus. Y el famoso “No hay plata”.
Que se entienda bien: Tres empresas producen el 91% de los aceites, tres empresas el 85% del precio del azúcar, una empresa el 79% de los fideos, dos empresas el 82% de las harinas, dos empresas el 98% de las gaseosas, una empresa el 70% de la leche, tres empresas el 60% de los refrigerados y congelados
Estamos hablando de veinte empresas que, por consiguiente, controlan el precio de lo que comemos los argentinos. Ahí está la plata. Muchas de ellas están radicadas en paraísos fiscales.
Sobre las necesidades y urgencias
Las necesidades y las urgencias del gobierno, son distintas a las que atraviesa el pueblo. Hubo dos hechos que marcan a fuego a este gobierno.
El primero, cuando ocurrió la catástrofe climática en Bahía Blanca, con su ropa de «Rambo» y con cara de piedra, le dijo a los bahienses, que ellos sabrán como resolver sus problemas. Otra muestra del «No hay Plata».
En segundo lugar, el sábado 30 de diciembre le habló al país sobre shock, orden público y más reformas por decreto. Algunos ilusos esperaban un saludo de fin de año.
Aquí se entiende un poco más. Tres días antes, la CGT había encabezado una marcha a Tribunales en oposición a las medidas de gobierno.
Esa marcha desnudó la estupidez de que tres personas no pueden juntarse en la calle. ¿De quién fue esa idea? Allí no aparecieron las fotos del comando de operaciones Bullrich.
En la calle y en defensa propia
Quedó en evidencia que hay una nueva etapa en la política. Otra vez en la calle y otra vez en defensa propia. Pero esta vez con una fecha: el 24 de enero.
Contrariamente a lo que pensaba Milei, el DNU no asustó. ¿Pensaron que los trabajadores, los movimientos populares, se iban a quedar en sus casas?
Si realmente lo pensaron, se sigue subestimando un hecho simple y de la realidad: las libertades democráticas y los derechos laborales se consiguieron con luchas, sufrimientos y en muchos casos con sangre, sudor y lágrimas.
Dicho esto, a la medida de fuerza dispuesta por la CGT se suma la de las dos CTA que nuclean a los trabajadores estatales del país, y que además confluirán el 24 de enero. También dirán presente los movimientos populares.
Se están desarrollando en la provincia de Buenos Aires y en el resto de las provincias del interior del país, reuniones Multisectoriales con el fin de «multiplicar» las fuerzas de apoyo al paro.
La medida no solo será visible en Capital y Gran Buenos Aires, será de carácter federal.
Por otra parte, es importante la discusión en el Congreso de la Nación. Dar el debate en la Comisiones. Pero la fuerza de la calle, jugará un rol fundamental. La política deberá asumir sus responsabilidades
La calle interpela.

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