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Bolivia: Sorprendió un candidato de derecha y disputará el balotaje con un liberal

Por Cecilio Panella

En las elecciones presidenciales del domingo, Paz Pereira produjo el gran impacto político y terminó ganando la primera vuelta con el 32,05% de los votos, contra el 26,97% de Quiroga (Alianza Libre).

El empresario millonario Samuel Doria Medina (Unidad Nacional), a quien la mayoría de las encuestas daban en un balotaje con Quiroga, fue el gran derrotado de la jornada, al salir tercero con el 19,96% de los votos.

El voto nulo que pidió Evo Morales logró el 19,4%, un resultado que le sirve para afirmar que hay un voto duro que lo sigue apoyando. Superó por más de 240.000 votos a Doria Medina y en cantidad de votos se ubica tercero.

Doria Medina dijo que fue víctima de varias cadenas de desinformación en las redes sociales y adelantó que apoyará a Paz Pereira de cara al balotaje.

En el cuarto lugar llegó el izquierdista Andrónico Rodríguez (Alianza Popular) con el 8,2% de los votos.

Más atrás aparecen el ex militar y alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, con el 7,2% de los votos, y el candidato del oficialista MAS, Eduardo del Castillo, con solo el 3,2% de los sufragios.

Quien resulte ganador en el balotaje asumirá el cargo el 8 de noviembre y ocupará el Palacio Quemado hasta 2030.

La campaña de Paz Pereira fue austera, marcada por un gasto reducido en redes sociales, contrastó con las fuertes inversiones de sus rivales y terminó capitalizando un voto de cambio.

Otra vez las encuestas en Bolivia volvieron a equivocarse, esta vez con la aparición en el primer lugar de Paz Pereira, que figuraba quinto en todas las encuestas con no más de 10% de apoyos.

Hijo de Presidente

De 57 años, Paz Pereira se postuló junto al ex capitán de Policía Edman Lara como vice, quien se hizo popular en las redes sociales por sus revelaciones de diversos casos de presunta corrupción en la institución policial.

Hijo de la española Carmen Pereira y del expresidente boliviano Jaime Paz Zamora (1989-1993), nació en Santiago de Compostela en 1967, cuando su padre, dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), huyó de la dictadura boliviana.

La revelación de la elección es economista con una maestría de gestión política en la American University de Washington. Fue alcalde del Departamento de Tarija.

Tarija es la principal región productora de gas de Bolivia, conocida como “la billetera del país”.

«Bolivia necesita estabilidad, necesita gobernabilidad, pero necesita acabar con el ‘Estado tranca’ para que el Estado trabaje para nosotros y nosotros para el Estado, acabar con la injusticia, la corrupción», dijo Paz Pereira.

El candidato, además, propone lo que denomina “Capitalismo para todos” o “Platita para todos”: un programa de créditos accesibles, facilidades tributarias para impulsar la economía formal.

“Tuto”, el neoliberal

El candidato de Alianza Libre busca revertir lo que él llama “20 años perdidos” bajo el gobierno del MAS, y apoya recortes profundos en el gasto público, además de terminar con las estrechas relaciones con Irán, Venezuela, Cuba y Nicaragua. 

Formado como ingeniero y administrador de empresas en universidades de Estados Unidos, tras su paso por la multinacional IBM comenzó una carrera pública bajo la tutela del Hugo Banzer, dictador boliviano entre 1971 y 1978, y que años después dio un giro, abrazó la democracia y llegó a la presidencia, la cual asumió en 1997 con Quiroga como vicepresidente.

Banzer dejó el cargo un año antes de concluir su mandato tras ser diagnosticado con cáncer y “Tuto” lo sucedió de forma interina (2001-2002). Banzer falleció en 2002.

Giro a la derecha

El país del altiplano, tras dos décadas de dominio del Movimiento Al Socialismo (MAS) conducido por el líder indígena Evo Morales, ha dado un histórico giro a la derecha.

El proyecto político que encabezó Evo desde el 22 de enero de 2006 – solo interrumpido por un golpe de Estado en 2019 que duró un año – fue derrotado más por la división irreconciliable del MAS y de la izquierda que por las virtudes de la derecha tradicional.  

El duro enfrentamiento entre el presidente Luis Arce (2020-25) y su mentor Morales por el control del partido oficialista y el rumbo del gobierno, sobre todo en el aspecto económico, desembocaron en la grave crisis que azota a los bolivianos y bolivianas.

La crisis económica que caracterizó al gobierno de Arce, no cedió ni en el último día de la campaña electoral; las ciudades de La Paz y El Alto estuvieron colapsadas por la falta de nafta y las colas para cargar combustible, y la basura sin recoger por una huelga de recolectores.

En medio de una inflación interanual de 24,8% en julio, la más alta desde 2008, se disparó el precio de varios productos básicos.

A ello se sumó la puja por comprar dólares, cuyo precio en el mercado paralelo más que duplica la cotización oficial.

La derecha tradicional boliviana —históricamente con poco respaldo en las urnas— vio crecer de pronto el apoyo a su propuesta, impulsado más por el espanto que por la adhesión genuina.

El final del gobierno de Arce es la desaparición de lo que en su momento fue el “milagro boliviano” cuando durante el gobierno de Evo (2006-2019) el país disfrutó de un auge económico que redujo la pobreza moderada del 60 al 36%, y la pobreza extrema del 38 al 11%.

Además, entre otras cosas, logró la plena inclusión de los indígenas (más del 60% de la población) a la vida social y económica del país.

Álvaro, muy crítico

La guerra política interna entre Evo y Arce culminó este domingo con la derrota catastrófica del MAS en sus varias opciones (Andrónico, Del Castillo, Eva Copa que se bajó antes). 

Después de 20 años, la izquierda perdió una elección y quedó fuera de la disputa del poder real en el Estado Plurinacional de Bolivia, que se edificó a partir de 2006.

Álvaro García Linera, el histórico vicepresidente de Evo, una voz escuchada en la izquierda boliviana, remarcó que tanto en su país como en América Latina los progresismos perdieron por malas decisiones económicas.

“Los progresismos y las izquierdas pierden por sus errores, no por la fuerza de las derechas, ni por los trolls de las redes. Se pierde porque se cometen errores desde el progresismo. Cuando afectas el bolsillo de la gente, esto te licua lealtades, te licua acuerdos”, amplió el intelectual boliviano.

García Linera opinó también que “hubo una transición fallida del liderazgo carismático (Evo) al liderazgo rutinario (Arce)”.

Agregó que “por un lado, un mediocre economista que está por casualidad como presidente (Arce) y que creyó que podía desplazar al líder carismático indígena (Evo) proscribiéndolo electoralmente. Por otro, el líder que, en su ocaso, ya no puede ganar elecciones, pero sin cuyo apoyo tampoco se gana, y que se venga ayudando a destruir la economía sin comprender que en esta hecatombe también se está demoliendo su propia obra”. 

El resultado final de este miserable fratricidio es la derrota temporal de un proyecto histórico y, como siempre, el sufrimiento de los humildes, que nunca fueron tomados en cuenta por los dos hermanos embriagados de estrategias personales”, cerró García Linera.-